6 reglas de vida para los islandeses que seguro te impresionarán
Los islandeses son habitantes rudos de un duro país del norte: hasta principios del siglo XX sobrevivieron en condiciones extremas, pero hoy los obstinados descendientes de vikingos y celtas caminan bajo la lluvia sin paraguas, viven en casas de turba y tienen dos trabajos. Al mismo tiempo, el 98% de la población de Islandia se siente feliz y ante cualquier situación incomprensible dicen «Todo está bien» o «Todo saldrá bien».
1. Segundo nombre en lugar de apellido
Según la antigua tradición vikinga, la mayoría de los recién nacidos islandeses reciben un patronímico en lugar de un apellido: el niño recibe el nombre del padre, seguido del sufijo -son (hijo) o -dottir (hija). Por ejemplo, Björk Gvüdmündsdóttir se traduce literalmente como «Björk, hija de Gvüdmünd». Sólo el 10% de los residentes locales tienen apellidos reales; por regla general, son islandeses de origen extranjero.
Las islandesas son tan severas que prefieren teñirse el pelo de colores oscuros: aquí ya hay demasiadas rubias naturales.
2. Puertas abiertas de par en par
«Nuestro país es muy pequeño, muy hablador y muy curioso», dijo un personaje islandés de «Los Simpson»: aquí sólo viven 300.000 personas, y la capital, con una población de 120.000 habitantes, es comparable a un centro regional ruso. Muchos habitantes se conocen, por lo que nadie se separa de sus vecinos con vallas altas ni pone puertas de hierro.
A menudo, las puertas no están cerradas con llave, las llaves del coche se dejan en el contacto y los bebés en cochecitos se quedan en la entrada de una cafetería o tienda.
3. El tiburón podrido y la peste negra
Comparado con el plato principal islandés, incluso el surströmming sueco parecerá un postre delicado: el hakarl es carne podrida de tiburón de Groenlandia, venenosa cuando está fresca debido a su alto contenido de urea. Para evitar intoxicaciones, se guarda en barriles con grava durante seis meses y luego se seca al sol durante un par de meses más. El manjar está regado con la «peste negra», ¿qué más? Es una bebida alcohólica fuerte elaborada con alcohol de patata y semillas de alcaravea.
4. Mujeres fuertes
Islandia es el primer país en el que una mujer fue elegida presidenta, y con razón: durante siglos, las mujeres islandesas administraban solas la casa, los niños y los rebaños de ovejas, mientras sus maridos surcaban el Atlántico. Hoy en día, las mujeres, incluso en las relaciones, no esperan iniciativa de los hombres, sino que eligen a sus propias parejas. Una vez al año se celebra en Reykjavik la “Marcha de las Putas”: así las feministas defienden su derecho a llevar cualquier ropa.
Las islandesas son tan severas que prefieren teñirse el pelo de colores oscuros: aquí ya hay demasiadas rubias naturales.
5. El espíritu de creatividad y la prosa de la vida.
Las profesiones creativas son muy populares en Islandia y casi todos los locales tocan en una banda de rock y al mismo tiempo estudian para convertirse en artistas. Pero debido a los altos precios y los impuestos (del 36 al 46%), los islandeses tienen que trabajar duro, combinando la creatividad con actividades muy prosaicas. Por ejemplo, el entrenador de la selección nacional de fútbol trabaja como dentista en su tiempo libre y la autora detective Yrsa Sigurdardottir trabaja como ingeniera.
6. Iglesias para elfos
Hay un niño en el alma incluso del islandés más formidable: los residentes locales todavía creen en los elfos y los trolls.En sus parcelas construyen casas e iglesias para criaturas de cuentos de hadas, y antes de construir edificios y caminos, consultan con las brujas locales para no mover inadvertidamente la piedra bajo la cual se ha asentado el elfo. Si una invasión es inevitable, los islandeses realizan rituales mágicos para apaciguar a los espíritus invisibles.
¿Te gustaría vivir en Islandia?
